Al Himalaya no se vuelve. Cuando has venido aquí por primera vez, el se queda contigo para siempre. Habita en ti como una costumbre, quizás como un virus, siempre como una necesidad. Puedes escapar a ratos, hacia casa, pero el resto del tiempo tú le perteneces.
P.D. Parte de la historia y legado de Iñaki de Ochoa puede verse en este reportaje.
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