El verdadero peligro no es que las computadoras lleguen a pensar como los hombres (Godel probó que es imposible), sino que los hombres lleguen a pensar como computadoras.
El verdadero peligro no es que las computadoras lleguen a pensar como los hombres (Godel probó que es imposible), sino que los hombres lleguen a pensar como computadoras.